Atardecer acurruca la penumbra
duermela en tus ojos claros
robale el ultimo suspiro de su boca
en el columpio de tus labios.
Y no es la noche que los grillos agita
ni el roció repentino que te moja;
la caricia de mis pupilas que se agota
en cada contorno de tu simetría.
No encontré la caricia eterna
pues al posarme en tus mejillas
se desplaza a cada extremo,
cada extremo de tus anatomías.
Quise llenarme de tu universo
y ser parte en tu galaxia
llegando solo en tu vía láctea,
ser parte errante de solo un día.
Y forje en mis pies unas columnas;
escalinatas de marfil y cemento
mas busco; no encuentro lamento,
solo un basto espacio vació y seco;
a lo lejos veo la penumbra disiparse
y la cuna de la luna tu silueta dibujarse.
Fuiste sueño, realidad o ficción,
yo solo un recuerdo, un poema sin son,
pero si vi, la mañana convertirse en penumbra
y todo sucedió lo que tarda una canción.
Autor. Adolfo Casas C.