Sara (Bar literario)

MĂșltiples cielos

 

 

 

En otras vidas

La soledad amaba a un pájaro amarillo.

El campo nos endulzaba la tristeza

con la viscosidad de los mangos.

Era época de abundancia,

y eso nos hacía, devota

e insoportablemente,

Felices.

 

 

 

Enumeremos:

Nada se sabe de lo nuestro

Ni de un nosotros.

 

Se escribe con bohemia del amante arrodillado

a la ternura de la distancia.

Se sabe que calla,

mantiene la opinión cerrada al enjambre de miradas.

Se sabe que sueña

y no hay pesadilla más sospechosa

que una mujer recostada leyendo el silencio

adornada con ropa.

 

Nos amamos

Le puedo escribir, como ahora

sin esquivar a  la ausencia de la gramática.

Ya sabía yo:

el amor es un fragmento de una parte nuestra

en la alegoría pordiosera de un vacío con alas.

O, dicho con desacato:

El amor es una rama en la tesis altruista

de una raíz, concibiendo mil almas.

 

Como sea

Nos amamos

Contamos deshoras en recuerdos imaginarios

reunimos fragmentos de nuestros des-encuentros

amparados en el axioma budista de vivirnos muriendo.

 

Vivir en la alacena de otras muertes.

 

El amor hizo de nosotros

esta alquímica costumbre de llenar de imposible

al único trámite edénico en la tierra.

 

La burocracia de los miedos

nos coloca

a ti por la corriente

a mí al sur de la línea imaginaria

y por encima de ello y por debajo de todo

hacemos de la realidad

el cómplice elocuente de habernos querido

desde el cordón infranqueable

de  la matriz del tiempo.

 

A pesar de nada

                          La nada del sueño nos detuvo

A pesar de todo

                        El todo del sueño nos retuvo

Era amor.

 

La realidad es una ficción de otra vida.

 

 

Nada se sabe de un nosotros

Somos tú y yo

Dándole perdiz a la manada.

Y eso nos hace

Devota e insoportablemente

Felices.