El cielo que hasta entonces era noche
y cubierto de estrellas se veìa,
se embriaga del amanecer que va surgiendo
dejando tras de sì a la luna cautiva.
El sol muy dèbil, con sus rayos tibios
resplandece como el oro y le da vida
a la silenciosa ciudad aùn dormida...
Yo contemplo el paisaje que se aclara
al son de los trinos pequeñitos
de los pàjaros alegres que despiertan
dando gracias por el naciente dìa !
Sòlo ellos comparten hoy conmigo
la rosada belleza de la vida,
solo ellos y yo esperamos...
El radiante amanecer de un dìa!