En tu cuerpo encomiendo mis caricias
Como en tus ojos encomiendo los míos.
En tus manos encomiendo las mías,
Como en tu boca encomiendo mis labios.
En tu coraje encomiendo mis ganas
Como en tu persona encomiendo mis sueños,
Pues es la pasión desenfrenada que me brindas,
La que llena mi vida de todos sus bríos.
Tu presencia desaloja mis tristezas.
Has llevado sobre tus hombros mis penas
Sin quejas, reclamos ni exigencias.
Lamento no amarte como me amas,
Pero solo pido que tiempo me concedas;
Tiempo para olvidar viejas experiencias
Y para entender por fin y de una vez por todas;
Que necesito que me quieras.
Héctor Humberto García Herrera