Suena a ti, la canción del colibrí,
con acordes de sentimiento hondo
y voces desnudas que caminaron en tu torso,
suena a vientre y a primavera de septiembre,
a un último viernes, donde te dije que te amaba para siempre.
Suena a claridad y a tenor de mar,
sin altibajos que descansen en los altavoces del espíritu,
suena a sonido del alma, cabalgando detrás de unos ojos cerrados
y a guitarra escondida por tus cuatros costados.
Suena a luna llena arropando una vihuela,
entre cánticos y cantares, suena a gaviota enamorada,
suena a ti, la canción del colibrí,
como canto de cielo que se le escapó al silencio,
suena a bellos momentos
y a un corazón bailando en el desierto.
Suena a mitad tú y a mitad yo,
como dos verdades al son de sus ansiedades,
suena a cuerdas de charango
y a melodía de princesa en nostalgia,
ocupando el espacio vagabundo que no pudo alumbrar una luciérnaga,
suena a ti, la canción del colibrí
y a ésta verdad que canta, desde que yo te conocí…
Ricardo Felipe
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