Andra

Tiempo prestado, para decir un te amo…


El sonido de la cuchara revolviendo el café lo tenia ensimismado, cada vez que giraba dentro de ella esperaba un momento y miraba buscando algo más que el café dentro de la taza.

Sonó el teléfono, en acto de inercia lo tomo y acerco a su oído, la voz de su madre lo hizo reaccionar de inmediato pues la sintió algo pausada, compungida y triste.  Cristóbal, sintió latir su corazón fuertemente, sabía que su padre era de edad avanzada y cada día que pasaba su estado de salud se deterioraba, mas al escuchar la voz de su madre supo en seguida que debía estar ahí a su lado.

Fue entonces que después de hacer algunos llamados se dispuso a salir de la ciudad. Ya en carretera  pendiente del camino empezó a recordar muchos momentos que había compartido con su padre, como por ejemplo; el día en que salieron a cazar conejos, tenia casi los diez años de edad la noche había caído y solo los dos caminaban entre pastizales en busca de ellos. Así fue como Cristóbal sorprendió a lo lejos una liebre, su padre le paso la escopeta y empezó a explicarle que debía hacerlo rápido, estaba tan mal parado en el momento del disparo que del puro susto ante el estruendoso ruido cayo al suelo sentado. Las carcajadas de su padre se escuchaban entre los árboles y a pesar del susto, el también termino riéndose de si mismo.

Tantos recuerdos guardados en el buró del alma, tantos te quiero ausentes que no le había profesado.

Era largo el camino de retorno a casa su pensamiento en ese momento le pedía a Dios tiempo suficiente para poder despedirse de su padre, eran mas de 510 kilómetros de distancia que los separaban de su encuentro, sabia que el viaje era largo y solo la soledad le acompañaría.

No fue difícil viajar por la carretera 5 sur, sabia que lo mas pesado  empezaba una vez llegando a Santa Bárbara, se detuvo antes de llegar al cruce justo en “El paso” intento comer algo; estando ahí, sintió esa necesidad de apresurar su viaje, pidió algo rápido y ligero. A penas probo bocado y lo que pudo se lo llevo hasta el auto. Tomó las llaves hecho a andar el motor del vehículo su desesperación lo hacia apretar mas el acelerador más su cordura le decía no podía ir a mas 60- 80 Km/ hrs. Ya que el camino es curvo y empinado. Había de tener cuidado cualquier error lo mandaría directamente hasta el vacio.     

Eran ya las 00:28 A.M cuando llego a la pequeña Ciudad de Ralco, le faltaba dos a tres minutos para estar ya en casa cuando de pronto a una vera del camino vio un anciano caminar despacio, detuvo el auto y se bajo rápidamente miro hacia atrás y allí no había nadie, le embargo una tristeza muy grande pensó que lo que le había sucedido era una aviso de la partida de su padre, volvió a subirse y dirigirse hasta casa. Estando ahí abrió la puerta con sus antiguas llaves que nunca entregó, se dirigió de inmediato hasta la pieza de su padre, en el pasillo del corredor se encontró a su Madre quien emocionada le abrazo.

_ Tu padre te espera, le dijo su madre; dice que no partirá hasta que puedas decirle eso que tienes guardado…

Cristóbal era fuerte pero aquellas palabras lo conmovieron, no podía comprender en su mente como su padre podía saber lo que el había estado pensando.

Entro al cuarto, ahí estaba su padre tendido en su cama, abrió los ojos y con una voz suave le dijo:

_ Se me acaban los minutos que Dios me ha prestado, sabía que por fin hijo mío tú llegarías.

Cristóbal comprendió que Dios le había cumplido con el tiempo que había pedido fue entonces que de su boca salió un; _ ¡Te amo!... Papá.-