Estabas allí al filo del prisma que te irradiaba
Yo absorta y extasiada.........te observaba
Podía sentir la luz en mi retina reflejada,
Y tus manos como cálidas rosas acariciar mi piel;
Todo mi ser se comprimió en un diminuto átomo
Que al final estallara
para formarla inmensidad que hoy nos cobija.
Amor infinito de péndulos oscilantes
Que se pulverizan en mis entrañas,
Enredos divinales presentes
En el duraznico sabor de tus labios
Blandos y tibios,
dejando un centenar de mariposas
En mis labios para luego atravesar mi corazón como hologramas
Descendiendo a mis entrañas
Revoloteando en campaniles estallidos,
Van bajando humedecidas
Como roció de amanecer primaveral;
Para verlas después surcar el cielo,
Con sus bellos colores de arcoíris
Vestir de dicha inmensa el momento
Final de nuestro encuentro;
Así te vivo y te siento en tus gotitas
De sudor mezcladas con las mías,
Cuando agotados nuestros cuerpos
Nuestras manos entrelazadas
Al igual que nuestras almas
Se siguen amando sin importar
El agotamiento,
pues el amor del alma..........¡Jamás se cansa!