La diversidad sólo está,
en el ojo que dice saber observar.
La fantasiosa pupila quizá nunca reconocerá,
que su visión,
es pariente fiel de la irrealidad.
Separación y desunión por doquier,
la visión va olvidando aquel sagrado "don",
que une y rectifica,
que uno somos con lo visto y lo mismo con lo soñado.
El buen soñador jamás cae en la ilusión,
de pensarse superior,
cuando lo único existente es la percepción.
Aquél, sólo sabe saberse un sentir,
encajado en el mártir de las fuerzas inescrutables.
El visionario sólo aguarda su despertar,
donde el ojo y su distorsionada visión,
serán sólo destellos de una mística alineación.
AUTORA: SASHA BARTEL