A Damián Cuéllar
Pudo el tirano que ayer murió,
después de grandes sufrimientos,
llevar a Venezuela a niveles óptimos de vida,
con la riqueza extraída del subsuelo.
Pero prefirió, en aras de su egolatría,
substraer ese dinero de todos los venezolanos
para mitigar el hambre de otros pueblos y sumir
al suyo a extremos increíbles de pobreza,
y envilecer a los hambrientos con dádivas
a cambio de vender la conciencia
y establecer un sistema político
fracasado por inviable: el socialismo.
Ya lo dijo con sorna el ministro Giordani:
“Necesitamos ejércitos de pobres
para imponer el comunismo”.
Llegó el tirano al poder
con las armas de la democracia.
Y se mantuvo con la fuerza de las armas,
Y como el caballo de Atila destruyó
las bases de la institucionalidad
para crear el caos y gobernar
con mano dura.
La risa del tirano, sarcástica, no irradiaba armonía,
sino odio, resentimiento y muerte.
No trató el tirano a quienes disentimos de sus
desatinos políticos como adversarios, sino
como enemigos, a los que había que convertir
en polvo cósmico, aun a aquellos que fueron sus amigos
y purgan años de presidio en cárceles horribles.
No, el tirano no fue un estadista ni una persona buena.
“Somos una revolución pacífica, pero armada”, dijo
una vez para amedrentar a los demócratas.
“A los estudiantes me les lanzan gas del bueno”, dijo
burlonamente para amedrentar a los jóvenes,
“hijos de papá”,
“manos blancas”, “burguesitos”.
“Métanme presa a la jueza Affiuni por treinta años”,
ordenó al Tribunal Supremo de Justicia.
Y los jueces sumisos cumplieron la orden.
Usó el tirano el sagrado nombre de Simón Bolívar
como estandarte de su criminal revolución.
Y profanó sus restos, a medianoche,
en un ritual de santería cubana.
E hizo todo lo contrario de la doctrina bolivariana.
Y alabó a Karl Marx, autor de textos contra Bolívar.
Y utilizó las armas dela Repúblicapara
asesinar al pueblo..
Y se creyó Jesucristo y luego lo llamó mentiroso,
lo sacó de las escuelas, puso en duda la autoridad
del Papa.
Y maldijo a Israel.
No, el tirano estuvo más cerca del Diablo que de Dios.
“Monseñor ….Nos veremos en el infierno.