En la espera franca
de no saber mañana
escribo a tu alma,
en la paz serena
de la santa semana.
Tu figura trae rumor
de brisa fresca.
¡El fulgor!
de tu mirada tierna.
La gracia de tu alborotada cabellera
en el remanso frágil de una sonrisa inmensa.
Si el sentir la sensación
de un oasis de ilusión
representa en un momento
tu admirable cercanía,
Entonces, me lamento
no estar cerca cada día.