Desconsolada por el dolor
a tu Santuario Inmaculado
llegué un día gris,
no sé si en busca de tí,
en busca de consuelo o de estar
cerca de mi amado
que yacía entre tus muros
lúgubres, silenciosos...
Sólo recuerdo que lloraba
al no tenerlo a mi lado,
La triisteza y desolación,
invadía mi ser, cual guerra de
exterminio al llegar a su fin.
Así se encontraba mi alma
acabada, desolada, sin vida.
Un día te conocí...
no me preguntes cuándo,
mi inquietud por estar a tu lado
crecía día a día, y
el temor de sentirme y verme
sola,iba desapareciendo, poco
a poco...
Una luz renovadora,
fue apoderandose de mi alma
adolorida, envolviéndola cual
torbellino, de esperanza,
consuelo y paz.
Me dí cuenta que no estaba sola,
que siembre estuviste a mi lado,
dándome fuerzas,
cubriéndome con tu luz.
Eres mi médico,
el Dios milagroso, el
todopoderoso que consuelas y
transformas las almas que,
abrumadas por el dolor,
acuden a tu Santuario
Inmaculado...como la mía,
Aquel día gris...