En una cruz fue colgado
en angustioso tormento,
el hijo de Dios ha muerto,
como si fuera un villano.
Una corona de espina,
le pusieron en su frente,
y con dolor soportaba
aunque siempre fue inocente.
Crucifiquenlo gritaba
la enardecida ciudad,
que solo tres días antes,
lo recibía con hosanna.
Azotado, escupido,
tratado como un ladrón,
el hijo del Dios altísimo,
cargo con nuestro dolor.
Cuando pienso en ti mi amado,
en todo ese sufrimiento,
que por mi culpa llevaste,
y soportaste el tormento,
solo puedo agradecerte,
rendirte mi corazón,
para que en el tengas Cristo,
tu Espíritu habitación.
Se que no soy digna,
de un amor tan leal,
pero tu sangre me limpia,
y me da seguridad,
que si te sirvo de veras,
gozare de tu bondad.
Todo el martirio Jesús,
que por mi culpa sufriste,
te pido que me perdones,
y de tu libro los quites.
No tengo nada precioso
que te pueda ofrecer,
solo mi vida, mi alma,
y estos versos mi Señor,
que como santo regalo,
me has dado la inspiración,
hoy los pongo ante tus pies,
como mi ofrenda en tu honor.