LA MENDIGA DE AMOR
Con mis alas de luciérnaga
me arropabas entre sueños,
me alzabas y yo estrellaba
mis besos contra tu aliento.
Mi sombra trepaba al fuego
amaneciendo en tu muro,
y tu viento en dulces vuelos
me sostenía en el mundo.
Supe entonces mi desdicha
en nuestra almohada de niebla
cuando tu amor quiso un día
buscar otra primavera .
Hoy, yo mendigo el amor
en labios que se evaporan.
El aire trae amargor,
pasado que no se añora.
Voy mendigando el amor.
Todo canto es de lo mismo:
un verso luego un clamor,
un cielo luego un abismo.
Quiero ser luz que navega
por el horizonte líquido,
en instantes que se cuelgan
de los trinos de algún nido.
¿A quién puedo dar mi amor,
al príncipe o al vagabundo?
Que no lo enoje el ardor
de esta mujer sin rumbo.