¡Oh, Señor de los Milagros!
¡Oh, Señor misericordioso!
¡Oh, Señor omnisciente y ominipresente!
Tú, que moriste crucificado, por pregonar la verdad del verbo,
no permitas la presencia en tu reino
a quienes, con la razón de la fuerza bruta,
persiguieron, aprehendieron, o asesinaron, como gobernantes,
a los que pregonaron la verdad como credo y denunciaron sus
crueldades .ante el mundo, no cara a cara como Tú, sino
por los medios radioeléctricos e impresos.
Tú, Señor Jesucristo, que amaste a los niños,
no permitas en tu sagrado reino a los tiranos que
los adoctrinaron para que hicieran su voluntad,
o los utilizaron como escudos humanos en las guerras fratricidas
o para detectar bombas homicidas que ellos mismos sembraron.
Tú, Señor Jesucristo, que en tus prédicas privilegiaste a los pobres,
no permitas en tu reino a los tiranos,
que por un mendrugo de pan, los envilecieron para reinar.
¡Arrójalos bien lejos de Ti para que purguen sus crímenes y
no contaminen el límpido ámbito celestial!
Llegarán cual ovejitas a Tu reino e implorarán su salvación,.
con un crucifijo en sus siniestros pechos.
Recuerda, ¡Oh, Señor!, que Tú dijiste:”Es más fácil que
un camello pase por el ojo de una aguja, que un rico
en el reino de Dios”.
Y los tiranos son ricos porque han robado el dinero de tu pueblo.
Que se haga Tu voluntad.