Sepulcro

PURA RAZA


Sumiso anclado en su pecho
abre elegante camino
con paso que le bautiza
de hierro, azabache y monta.

Trote de tres por cuatro,
de arte y de maestría,
reguero de polvo al tranco
al bailar con la templanza
que le regalan los años.

De tres, la palmas,
compases de tangos
haciendo de espuma
las crines;
de cuatro, la gracia,
la rabia, la sangre
y la raza.

Arena, las cuerdas
de la guitarra
despertando revoleras,
son vigor y pureza
de la estirpe cordobesa
que da vida a tal nobleza.
 
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