Luis Elissamburu

Habitantes del desván.

La soledad,

nos reúne, extrañamente.

Sómos viejos trastos,

olvidados en el desván

de una casa, sin gente.

 

Vinimos del pasado,

en condiciones de uso.

Nos envolvieron con esmero,

y alguna piadosa mano,

en un rincón, nos puso.

 

Perdimos la noción

del tiempo y del espacio.

A veces, nos espía,

la adorable anciana,

ayer niña, de cabellos lacios.

 

Quedamos casi amigos,

en nuestro triste remanso.

Nos cubre, el mismo polvo,

que según la Biblia,

es nuestro orígen y nuestro descanso.