Muchas cosas sucedieron desde aquel septiembre del 2010, cuando, en un arranque de amistad sincera quisimos conocernos, y nos encontramos en aquel pueblito fronterizo. Fue dulce la primera impresión que tuve de ti, entramos a ese barcito a tomar unas cervezas y yo en un extraño impulso acaricié tu nariz, -siempre lo recuerdo- Y luego de aquel encuentro fusionamos verso a verso el poema de la AMISTAD. Lejos estaba de saber qué pasaría con esa amistad.
Después en Enero del año siguiente en aquel segundo encuentro, me di cuenta que desde ya, mi corazón te pertenecía. Recorrer la ciudad de los Reyes, a tu lado y conocer lugares maravillosos e inolvidables, fueron el abono para fertilizar mi naciente amor, Por eso aquella noche en el viaje de retorno lloré de miedo de lo que me estaba pasando pero decidí entregarme a ciegas al amor.
Luego vino el encuentro de Mayo, siempre caminando siempre conversando de nuestras penas y alegrías pero entregándonos con ilusión a la locura del amor. Ese mismo año en Octubre, ya estaba más que convencida de lo que significabas para mí, fue entonces que en esa despedida sentí que el alma se me desgarraba y aquel abrazo fuerte mezclando las lágrimas en mi chalina gris y con un mutuo ‘’no me olvides’’ quedó impreso ese pedido como un código como un tratado o un pacto. ¿Sabes? aquella chalina abrazaba cada noche para sentirte a mi lado y hacerme la idea que estabas conmigo, como si fuera tu aliento, mezclándose con mis recuerdos. Teníamos nuestra clave; teníamos una identidad propia, por eso de aquellos encuentros nació aquel ‘’POEMITA” hijo de lo que en esencia fuimos tú y yo.
Loca de amor escribí cada noche poemas para ti, unas veces triste por las distancias otras veces ilusionada porque rompiendo caminos podíamos encontrarnos. Diciembre otra flor más abierta entre los dos, una nueva locura, una nueva ilusión Y sólo con verte esperándome o yo esperándote que llegaras a recogerme, solo al verte, ya se justificaban los viajes de largas horas. Era feliz entonces, lo que seguía ya era la gloria para mí.
Pasaron meses parecía que aquello por diferentes causas se resquebrajaba, pero salíamos adelante victoriosos, -el amor vencía- y superaba todo obstáculo, todo intento de mentes envidiosas por querer separarnos.
Un nuevo encuentro: Junio del un nuevo año ; y era como una nueva luna de miel, y una ciudad maravillosa delante mío, cumpliéndose así, un sueño conocer todo aquello y con la dicha de ser junto a ti. Pero en mi alma ya sentía una sombra, sentía como una amenaza y entristecí y a pesar de la felicidad de todo aquello, entristecí. Tres viajes más, y parecía que lo nuestro nunca se acabaría. Así lo pensé así lo desee, así lo soñé.
Loca de amor, quería que seas feliz a como dé lugar, elaboraba videos unos tras otros, con fotos, con imágenes, con canciones de tu país, de amor, con tus poemas ; y aquellas fotos, muchas muchas fotos, inundan mis archivos, fotos locamente editadas, con fechas, con leyendas con recuerdos. Que más se han quedado tatuadas en mi alma y de ahí no habrá virus que las dañe.
Te llamé de muchas formas; empecé diciéndote ‘’mi canalla’’, luego ‘’mi cóndor’’, mi poeta andino’’; ‘’mi inti sagrado’’; ‘’mi árbol sagrado’’; ‘’mi puñadito de tierra’’ y por último, ‘’mi pechito corazón’’. Hoy eres “mi dulce recuerdo”.
Conservo guardados con cariño los cofrecitos de cuero que me regalaste con las artesanias dentro: los brazaletes. los aretes (me tomé varias fotos con ellos puesta), el monedero, el llavero, los caballitos de totora, ; y, en la pared el lienzo de aquel caballito en el que quise montar para ir tras de ti, pro en el que hoy trepan mis recuerdos y se van cabalgando hacia el amor eterno.
Hoy, después de veinte días de agonía, fenece quizás, para bien o para mal, esta historia nacida del deseo de encontrar la felicidad de dos personas solitarias, a pesar de todo solitarias.
Pero yo, superando el shock que me causó el final, te digo amor, gracias por todo lo vivido, por todo lo compartido, por todo lo que me diste y lo que me hiciste sentir. Gracias por tu honestidad, tu sinceridad. Gracias por haberte conocido. Lo que sucedió después era normal, era natural que sucediera. Pero te digo, que cuando el amor es verdadero, ni mil adioses acabaran con él; y, se va a la tumba con quien lo sintió. Ese es mi caso. Quizás algún día, me decida buscar a alguien que me haga compañía; pero aquí en mi pecho, tú, cóndor viajero siempre tendrás tu nido.
ADIÓS.