El Sepulcro vacío
Oh! Magdalena,
¡Cuánto desazón alberga tu alma!
A quien era tu amor
ahora sólo lo cubre una sábana.
Antes que apareciera el alba
fuiste ya a su encuentro,
allá en el huerto de los olivos
donde, en un sepulcro,
yacía su cuerpo.
Cuál fue tu asombro
al encontrar el sepulcro vacío.
Y corriste angustiada
en busca del amo del huerto.
¿Dónde lo pusiste si fuiste vós quien lo hizo…?
¿No me reconoces, María?
El desespero se convirtió en asombro,
y el asombro en revuelo,
Caí a tus pies
queriendo el corazón salir del pecho,
y con làgrimas de alegría en los ojos
te vi levantar el vuelo,
mi Amado, mi Consuelo.