Diseñé un horizonte y me desvelé entre mi sueño
con hacedor sublime de utopías
transportadas a un mundo indiscutible y sonrisueño
entrelazando aquellas con las mías.
Disfruté del rosal su colorido
le confesé, me importas, con su matiz amarillo,
vadeando el carmín sentir ardido,
roja y blanca en radiante unión de deslumbrante brillo;
En el rosal, cimbrada , deseando esclavizar
mi alma, a su idea fija de la huida;
angustia de esperar su cuerpo o de su alma encontrar,
sombras sin permitir sentir su vida.
Se refleja la tarde en el espejo
y en el jardín, sin fuerzas para alguna travesía,
le dibujé sonrisas de festejo
agradeciendo luz de refulgente mediodía.
Señal de la mirada, claridad de su dulzura,
mágica risa a besarle incitó;
era su alma reflejo de llama nevada y pura...
mi esencia con la suya se encontró.