Dulce y silenciosa mañana de primavera
entre tus cánticos matinales desperté,
contemplando tu silueta entre la pradera
recordé mi maravilloso sueño, y canté.
Soñé que me amaba con fragancia eterna
que destilaba de su profundo corazón,
soñé que me alimentaba su sonrisa tierna
que me acariciaba hasta perder la razón.