Ahí estabas tú aquel día,
Dulce y tierna,
Como la fruta prohibida,
Ahí estaba yo observándote tendido.
Aun así me miraste,
Más yo hacia lo mío,
Haciéndome el desatendido,
Y te vi pasar,
Con ese andar despampanante,
Mis ojos adormecidos,
Preguntándose qué belleza,
Que belleza y que martirio.
Era muy de mañana,
El sol aun no salía,
Un cigarrillo,
Un buenos días,
El cigarrillo el mío,
El buenos días!
El buenos días salía de ti.
Y aprecie aquel lindo rostro,
La bella sonrisa entre mordida,
Y la magnífica imagen,
Que ni el crepúsculo la confundía.
Y solo te vi pasar,
Aun así lo recuerdo como el ayer,
Habrán pasado días, años o meses,
Pero tú recuerdo de aquella mañana,
Aun en mis recuerdos aparecen.