Pocas veces es que duermo
Es que tenía ocupado el lamento
Apostado a tu puerta;
Como siempre.
Y el cerebro; como nunca;
Atrapado en tu cintura;
En tu cintura que es una mentira;
Mentira de color hermoso,
Pero que se cree un secreto;
Tanto, que odio que me mienta
Y odio también cuando se cree oculta.
¿Cuándo es que no duermo?
Cuando veo tu silueta
Resguardada en mi razón
Esa razón que ya no tengo
Y que no poseo desde que ya no duermo
Es por eso que no me llama el sueño,
Porque se que no es en mi razón donde aguarda tu figura
Aún cuando esa sombra tuya lo juró con su mirada
Lo prometió con su devoción cautiva
Y creí, creí…
Y creía,
Y solo cuando dejé de creer,
Tan sólo entonces, pude cerrar los ojos,
Los cerré tan fuerte
Cobijado con la verdad infinita
Libre de la piedad de la mentira
Y dormí…
Dormí con el silencio,
Dormí con el recuerdo,
Con el dolor,
Pero también con la alegría,
Dormí con la razón,
Con la memoria,
Pero también con el olvido;
Y ahora duermo a razón de mil sueños
Por cada mentira tuya.
Héctor Humberto García Herrera