En el jardín de las hadas
hemos jugado tú y yo…
mariposas con sus alas,
luciendo todo el color
de sentimientos y ansias
disfrazados de pudor.
Y las hadas sonreían,
entre árboles y flores;
nos miraban a escondidas,
y en sus mejillas… rubores.
Y tú volabas muy alto
y yo seguía tu vuelo
y las hadas con sus cantos
adornaban el encuentro.
Solo tienes, mariposa,
un día para vivir.
Vívelo, no hay otra cosa,
vívelo y sé feliz.
Y si es conmigo… ¡¡Ay qué cosas…!!!
volverás a repetir.
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