Un puente bellísimo en Praga.
La traductora relataba una añosa
Y bellísima historia de amor.
Sin darnos cuenta nos soltamos las manos.
Caminábamos acompasados,
Pero separados.
La historia superlativa nos llevó a la auto-reflexión.
Seguimos alejados durante el resto de la excursión.
Detonante que caló profundo.
No era amor.
Éramos mayores, estábamos solos.
Y cometimos el error de pintar juntos.
La necesidad de un bastón