Con un libro en la mano,
y una copa de vino en la mesa;
la curiosidad me hizo su presa,
y lo difícil dio su comienzo.
Al abrirlo me encontré una rosa,
ya marchita por el tiempo
sin un nombre y un lo siento
que se guardo en el memoria.
Estrofas de risa, amor y duda
de una infancia muy distante
que se fue con la brisa chispeante;
y dejo descubierta esta historia.
Novela que consumía ese diario,
con cada latido del corazón;
escrita con su sangre,
en el papel; que fue su piel.