Lidia

CONFESIONES DE UN MENDIGO

En una calle de una gran ciudad,

confundido entre la gente caminaba

un mendigo, que su paso era muy lento

y pude darle alcance, para junto a él seguir andando.

Me miró, y en su mirada, vi tristeza y desconfianza,

al ver que yo quisiera junto a él caminar

porque sabía...que al ser un pordiosero,

muy pocos seres junto a él querian andar.

En su espalda cargaba enorme fardo

que por su peso casi no podía avanzar

le pregunté con discreción, que en él cargaba

y en lacónicas palabras asi me contestó.

- Este fardo está lleno de dolor y sufrimiento-

que nunca de mi alma las podré arrancar

de cuando me acerqué a algunos seres,

Pidiéndoles me dieran aunque fueran...

algunas migajas de amor y compasión.

Pero en sus miradas veía solo desprecio

y como soy mendigo creen no siento dolor

porque no piensan que también yo soy humano

que sufro y lloro como cualquier mortal.

y aunque a nadie le interese lo que siento

yo también de Dios, soy su creación.