Soy la luz que muere en el interior de las ventanillas de las cárceles.
Amanezco con el aliento de la esperanza de los que están presos.
Aquí huele a pecado y a arrepentimiento.
También a crueldad y a hostigamiento.
Alumbro rostros cortados
y ojos de brillos opacados.
También dedos flacos y amarillentos,
debilitados por la droga y el tormento...
Soy el fósforo que se suicida
para prender un cáncer.
El momento efusivo de un encendedor.
La sonrisa brillantemente anaranjada.
Que prendió un porro antes de una carcajada.
Soy la linterna luminosa que traiciona al guardia,
que advierte a su aparición que cese el movimiento.
Soy la luz tenue que alumbra el sufrimiento.