Murialdo Chicaiza

Oda al ferrocarril

No hay nada mejor que nos hable

de la distancia

que el gusano metálico del ferrocarril.

Dime loco

¿qué haces gritando y corriendo?

¿Pasaste por mi casa de adobe y paja?

¿Tu humo se confundió

Con la leña de mi madre?

Te vio ella, se que sí

Pues llevas su mirada,

veo sus madejas oscuras

tejiendo a tu paso

el cielo y la nubes.

 

Ferrocarril que te vas de viaje

con tu raudo horizontal y paralelo

desatas balidos de ovejas a tu paso

 y el masticar de los bueyes.

La tierra tiene sabor de apresuramiento

en tu vientre.

Sabor a eucalipto, a trigo al sol.

Oh general de largos brazos

los árboles son soldados

Que se enfilan

y tú pasas revista

a sus hojas oblongas

a sus verdes pulmones.

 

Una tarde cabalgué

sobre tus lomos

lisos y convexos

me bautizaste con carbón

y fui moreno

 reías con carcajada de piedra

 trotabas con redondas herraduras

y tus espuelas de vapor.

 

Algo muere en ti y en mí

en lontananza.

Muchas veces

 he dejado mi equilibrio

y mi espacio

Para dar paso a tu paso.

 

Ferrocarril

saluda a mi madre

con tu humo blanco

con tus lágrimas fluidas de vapor

cuando la veas.

(No olvides traer sus madejas

para cobijar mi soledad)