No me valen las estructuras impuestas;
la razón, la fuerza farsa, no me vale.
No me valen los llantos.
No me vale la sonrisa amarga.
No me vale la muerte,
compañera del alma.
No me vale el silencio.
No me vale la calma.
Dormir sobre la hierba, no me vale.
No me vale tu teatro,
escondido en butacas.
Ni dos, ni tres, ni nada me vale.
No me valen tus discursos,
tus palabras vanas.
Tu corral de miseria, no me vale.
No me vale tu intachable presencia,
tu figura desplomada.
No me valen tus cosas,
guárdatelas, no me valen.
No me vale esta canción,
¡destrozadla!, no me vale.
Ni dos, ni tres, ni nada me vale.
Ni dos, ni tres, ni nada.