Mujer sencilla y sumisa, abnegada,
siempre fiel, que con amor,
espera la llegada de su hombre,
que con gran adoración
y prontitud, desea atender
trás dura jornada de trabajo,
con sus besos y atenciones,
lograr aliviar esa pesadez.
Solo ella sabe el gran dolor
que carga sobre sus hombros,
esa espera interminable,
trás cada anochecer,
sedienta de amor y de caricias,
tan solo un poco,
sentirse amada y bella,
como la gran mujer que es.
Llega el alba, día a día,
se debe resignar,
a ser la esposa fiel y abnegada,
sin reprochar,
que ella también necesita de amores,
sin gritar a los cuatro vientos,
que ama, siente y quiere vivir,
no quiere ver más,
pasar sus días en silencio... hasta morir.