No permitas que el amor se pierda en un pantano de rutina lacerante…que ulcera el alma y por inercia… casi sin aliento, yace entre las cuatro paredes de este cuarto frío…
Pues ni la noche más tibia, ni la canción más dulce, cerrarán el vacío que dejan dos almas que caminan sin vida hacia el abismo abierto de una cama ajena…
Sepulcro en donde mueren mil amores y otros mil allí han nacido; en ese encuentro desesperado de aquel beso negado, el abrazo no dado, el “te amo” no pronunciado.
Deseos satisfechos, cuerpos infieles, palpitantes, que ocultando van culpa y miseria bajo el manto frío de la indiferencia.