Al pie del precipicio
Cuando vi rodando
Por él mis alegrías,
Sin tener
de que rama agarrarme,
apareciste tú, me diste tu mano
y hoy sé, que eres mi amigo.
En medio del mar
De mis desasosiegos
Cuando la tormenta
Devoraba mi barca
Y las negras olas
me tragaban;
Apareciste tú,
Me diste un balsa,
y sé que eres mi amigo.
Casi sin conocernos
Me arrime a tu muro
Cuando mi alma
estuvo desmoronada
Tan solo me dijiste:
‘’ven yo te ayudo
A superar este duro trance’’
Y hoy sé que tú, eres mi amigo.
Te bebiste mis lagrimas
las más saladas,
cuando bebí el trago amargo
de la derrota;
endulzaste esas horas
las negras horas
con tu voz de esperanza,
por eso hoy te digo:
gracias amigo.