nelida anderson parini

LA LUCÍA Y LA RANA GLOTONA.

Doña rana está contenta

se ha comido un bocadillo

sin utilizar cuchillo

sus apetitos sustenta;

mientras allá se lamenta

de lejos bella mosquita,

porque la rana maldita

se tragó a su compañero

en aquel vuelo primero

lo capturó la ranita.

 

 

El estanque relucía

como todas las mañanas

en verdes aguas lozanas

la vida resplandecía;

conforme el día nacía

 era todo expectación

laboriosa agitación

las frescas aguas recorre;

mientras anuncio que corre

perturba a la población.

 

Está triste la Lucía

por la suerte de su esposo

ya que en vuelo peligroso

no llegó al final del día;

rápida fue su agonía

en lengua tan pegajosa

con la que rana babosa

acabó con su marido;

el pobre cayó rendido

en la mortaja viscosa.

 

La batracia satisfecha

cuida de sus renacuajos

y entre alegres agasajos

sus flatulencias desecha;

por que la rana sospecha

que hay problemas al asecho

en aquel bendito lecho

donde habita en el estanque;

cuida que nadie le arranque

sus hijitos de su pecho.

 

Un cangrejo algo impaciente

anda todo atolondrado

sin querer se ha tropezado

con la ranita de frente;

escuchó que en la naciente

se han reunido las abejas

para discutir las quejas

contra la rana tragona;

misma que por comilona

piensan poner tras las rejas.

 

La mosquita enloquecida

les narra historia macabra

con enérgica palabra

se lamenta enfurecida;

la colonia enardecida

por terrible sentimiento

quiere dar un escarmiento

que prevenga y aleccione;

además que condicione

a la rana el alimento.

 

Ha propuesto un pececillo

repatriarla al  viejo charco

donde el alimento es parco

y  el agua es de escaso brillo;

allí crece un bejuquillo

de frutos algo picantes

que se cuelgan abundantes

en ramitos colorados;

serían buenos bocados

para apetitos chocantes.

 

Le han pedido  a don cangrejo

que les prepare un canal

para desviar el caudal

hasta alcanzar charco viejo;

donde enojado concejo

 la rana va a encerrar

ahí la han de desterrar

con todo y su descendencia;

para que tome consciencia

y sepa al vivir honrar.

 

La ranita está asustada

por lo que llegó a su oído

la sentencia le ha dolido

y ahora salta angustiada;

llorando desesperada

croa triste sus temores

no han de faltarle dolores

ni a ella ni a sus hijitos;

pide piedad a los gritos

con terror pide favores.

 

La Lucía compungida

por la suerte de los niños

se debate entre cariños

y venganza genocida;

su dolor ella no olvida

más conoce de ternura

y a la rana le asegura

que ella le acompañará;

y a todos procurará

cuidados sin amargura.

 

Así la mosca prudente

forja con sabiduría

una razón que valdría

para apaciguar su mente;

mas vale ser consecuente

con párvula descendencia

ya es bastante penitencia

ser víctima del destierro;

más aún cuando ese yerro

no fue de su competencia.

 

De esta manera la bella

la lección reflexionaba

mientras a su vez lloraba

toda la tragedia aquella;

 corren tristezas en ella

sabiendo es inevitable

que ante un acto despreciable

debe de haber consecuencia;

aunque también la clemencia

es un don aconsejable.

 

Nada habrá de regresarle

la existencia a su marido

ni el castigo prometido

podrá su dolor cesarle;

entonces cómo cobrarle

deudas de honor a terceros

de intereses pagaderos

en tristeza por los chicos;

haciendo su vida añicos

mostrándose tan severos.

 

Por los errores de vida

a veces sufren los hijos

que en complejos acertijos

sangran por ajena herida;

toda decencia perdida

acarrea consecuencias

más no se legan herencias;

en progenie que inocente

no es mas que un ente emergente

de dolores e injusticias