Esperaba ansiosa tu llegada,
toda la sala estaba iluminada,
me había puesto el vestido aquel
que tanto te gustaba.
En mi cuerpo se prendía lentamente
un fuego intenso
al recordar tu último mensaje...
como me gustaba saber que me pensabas,
que deseabas tanto como yo
el poder estar juntos.
Pero algo captó mi atención,
algo inquietó mis emociones...
todo el calor que sentía
se esfumó con una gota fría.
No podía creer lo que leía,
no podía entender
porque a mí me sucedía.
Tu mano escribía otro nombre
en un trozo de papel olvidado,
otra mujer recibía
todo lo que mi corazón tanto quería.
Que difícil entender
que tú no me querías,
que difícil aceptar
que otra en tu corazón había.
Había pasado mucho tiempo
en que iniciamos nuestro idilio,
yo buscaba siempre en tí
al hombre que me hacía sentir
la más afortunada de las mujeres,
siempre buscaba la manera
de llenarte de atenciones,
mi ilusión tan solo era enamorarte.
Como gota fría caía la sorpresa
en mis venas hirviendo,
sentí que algo en mí moría,
aquel amor que por tí tanto sentía
se fue apagando, sin dejar en tí
siquiera un recuerdo de lo que había.
Que poco te importó lo que yo sufriría,
que poco valió todo el tiempo
en que te entregaba mi vida,
si en tu corazón brillaba algo
que por mí nunca sentías.
No fue amor lo que te inspiré,
era todo mentira,
tan solo pasar un buen rato
gozando de mis caricias.
Cayó al fin el telón...
yo no fuí la protagonista
de tus versos de amor
que tanto escribías.
No era yo tu sol,
ni tu luna ni tu estrella...
ni el horizonte hermoso
que a tí te conmovía.
Como gota fría
se quedó mi alma enmudecida,
sin saber que hacer...que decir...
si ya por dentro me moría...
Atrás quedé... en silencio...
no era yo tu vida,
no era yo por quien suspirabas
y reías...no era yo a la que le entregabas
amor en tus caricias.
Tan solo fuí una más
con la que te divertías...
YOLANDA BARRY.