Por qué no me das mi negra lo que te estoy pidiendo, si sabes que por ti estoy muriendo pero me tienes tragando tierra. Sé que tu corazón no es de piedra, que te causo esa sensación, de querer prender el fogón para cocinar yuca con leña. No quiero jugar con candela, me respondes como excusa, no vaya a ser que por cocinar la yuca se me prenda tremenda sampablera. Así van pasando los días y sigue la calentura, será que esa criatura nunca será mía. Pero no me doy por vencido y le sigo echando piropos, porque aunque caigan en saco roto siempre se escucha el tronido. Pero la condená está dura y siempre me saca el cuerpo, ya casi me quedo tuerto de tanto mirar su figura. De vez en cuando me da una mirada y yo me pongo goloso, pero al quererme pasar de fogoso de nuevo me da la patada. Hasta que un día se me ocurrió hablarle de casamiento y la pegué con el sacramento porque enseguida aceptó. Matrimoniados quedamos y ya tenemos hasta muchachitos, tengo que andar derechito con el tetero en la mano. Pero soy feliz con mi negra, lo digo de corazón, porque ahora me enciende el fogón !cada vez que pongo la leña!