Eh ahí tan pretencioso y orgulloso de sí mismo,
Como si cada mujer del mundo cayera a sus pies.
Decide ignorarme una vez más,
Dejándome así en total oscuridad.
Mírenlo,
Tan seductor y petulante,
Escuchando su risa titilante,
Me sumo en el dolor de mi amargo desamor.
Amargo y arrasador,
Tus labios como un dulce tentador,
Y tu cuerpo que de mi voluntad me aleja,
Dejándote la completa destreza de hacer hoy conmigo lo que quieras.