“El hermano ayudado de su hermano
es como una torre de fortaleza” (S. Biblia)
Una clara mañana
se abrieron las puertas
del Célico Reino,
tu alma cándida y pura
el vuelo alzó primorosa.
Aletear de querubes marcó
la senda divina y al Padre
llevaron tu cálido hálito
y Él amoroso lo acogió con premura
dejándonos tristes y mudos.
Marcaste por siempre el sendero
cual faro y ejemplo de vida,
de aquesta familia amorosa
que en su seno te tiene
por siempre acogido.
Hermano querido, nos dejas
ejemplos de amor, valentía y ahínco,
pues fuiste el primero que en todo
marcó los caminos, las rutas,
por donde seguimos unidos.
Es tu vida una hermosa escritura
do siempre encontramos consejo,
do todos pudimos ver claramente
cual era la meta a donde llegar deberíamos
en esta carrera de penas y abrojos.
Nos queda un perfume esparcido
en medio del piélago triste,
es tu risa, tu armónica voz,
es tu amor, tu ardentía,
tu siempre acertado consejo.
Quiera el cielo benigno
que un día a las puertas
del sacro palacio encontremos
tu abrazo fraterno esperando
como un signo de amor en la altura.