Extrovertidos, conversadores. No tardaron en aparecer similitudes e intereses compartidos. Me contás anécdotas insólitas que te vuelven más interesante. Tu mirada es luminosa, y sin que lo sepas, tus secretos más íntimos ríen por ella. Recuerdo un comentario reiterado de mi madre: “No podés mentir, tus ojos son muy transparente”. Y en mi fuero más íntimo comienzo a celebrar un encuentro genuino.