Mi ser:
es alma desnuda
vestida con cuerpo.
Un espíritu libre
asido al universo.
Hecho de alma
descifra, de las nubes, sus diseños.
Sostiene fantasías e ilusiones.
Sonríe como un niño
al pellizcar los sueños.
Mi ser: un aborigen.
Tomó de la raíz...
y pudo comprender.
Transformándose vuela,
fue un huevo y una oruga,
y ahora es mariposa.
A cual se le revelan
todos los territorios
tras un prisma inmortal.
A mi ser lo conforma
un tejido carnal.
Rebusca el placer, (inherentemente),
el vital:
refrescar su garganta.
Degustar el tomate,
el pescado y la fruta.
Morder el aire puro,
¡respirar!.
Mientras... recorre paisajes
como un simple caminante.
Desdobla aquellas suertes,
que aguardaban pacientes,
en las amplias ciudades
y en estrechos senderos.
Mi ser:
de carne y por tal,
(a propósito o inconscientemente),
gustoso, cede a su hambre de sexo.
Pegajoso, se adhiere
a la incontrolable sed que lo llama
desde féminas pieles.
Algunas veces fornido,
clonado, ¡como acero!.
Otras; ausente, casi al punto de perdido,
mimetizándose con el cristal.
Un ser, (cualquiera).
Hecho de alma.
Hecho de cuerpo.
Cuando madura
reconoce a su espíritu,
y saborea plenamente está vida.
Él, entonces disfruta
la inmensidad que reposa en los cuerpos.
Todo ser es compuesto.
Cósmico y terrenal.
Estelar y vulgar.
Ante todo es diverso.
Avezado, succiona
la leche que desprende la energía.
Por ello es ambidiestro.
Mi ser sobrevive
al azote agradable de los días,
perdura más allá de horas contadas.
Él resiste a las olas que le trae
un mar construído con estrellas y barro,
Ese mar que da la sal infinita
de los eternos espacios.
Mi ser está compuesto de los zumos
que exprime el universo.
Como, seguro creo, lo está el tuyo.
Ambos somos;
dos gotas que cayeron y remojan
este hoy y el mañana.
Ambos somos:
la tierra de los campos
y el humo de tejados.
La voz del firmamento.
El viento y la ceniza.
El agua y el oxígeno.
El fuego que convino
sobre una misma llama.
318-omu G.S. (Bcn-2013)