A ti mi amada;
Mujer de silencio elegante
Y guardada compostura;
De mirada penetrante
E incomparable hermosura;
Escribirte es ya de mi rutina,
Es ya mi pan de cada día;
Abordado por la tristeza
O desbordante de alegría;
Mi ánimo no importa,
Sólo tú; amada mía.
Escribirte es ya mi única pasión,
Es sentimiento que corre por mis venas,
Es sangre que da la vida a mi corazón.
Responsable de mis letras,
De alegrías y tristezas,
Responsable de mi última ilusión.
Héctor Humberto García Herrera