Llega sin luz el sol entrometido,
con un quejido de cielo hecho gota de lluvia,
con un grano de sal hecho agua de mar.
Un nido de viento se enreda en tu pelo
y mis dedos ansiosos mecen tu piel
en el alba ceniza que calma mi sed.
El fuego se apaga en tus ojos de miel.
Con celos y envidia Morfeo te incita a parar tu vaivén,
mientras tus labios dormidos besan mi pecho
y mis brazos vacios se llenan de ti.
El silencio inocente culpa al placer
y un suspiro cansado grita pasión,
yo muerdo mis labios callando al amor.
Siete campanas ya marca el reloj.
En una caricia abrigo tu espalda,
giro mi abrazo y cubro tu cuerpo de seda esperanza.
Aun recuerdo poner tu vestido a dormir...
La memoria cancela mi sueño
y mis dedos tupidos despeinan tu siesta para un nuevo comienzo...