TEMPLANZA
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Para ser grande, poderoso y fuerte
Antes que alimentarte como un buey,
Y someter a tu poder a gentes
Que no tienen ni fuerza ni poder,
No vivirás para comer. Decente
Será tu plato porque menester
Es que tengas salud, la suficiente
Para que puedas en la lid vencer.
Y cuando en el afán de cada día
Encuentres la labor que mas te hastía
Y la que menos te provoque hacer,
Hazla despacio, sin afán y ansía
Superar con tu obra la que hacía
Aquel que te enseñó a cumplir deber.
II
Si es tu deber el dirigir los hombres
Que la vida llevare ante tu mando,
Serás más fuerte que ellos, pero noble
También Serás al conducir sus actos.
Humilde es la raíz del alto roble
Tanto que ni se muestra, pero al árbol
Le da el poder de estar de pie aunque sople
La más violenta tempestad de mayo.
Humilde si, pero templada al fuego
Como una espada de irrompible acero
Será la voluntad que guíe tus actos.
Y así serás más fuerte que un lancero
Y alcanzaras la claridad del ciego
Que puede ver el mundo con su tacto
III
Se fuerte solo cuando sea preciso,
Valora al hombre que tu mando acata,
Trátalo bien, pues no por ser sumiso
Se le puede mandar a grito y pata.
Se valiente en la lid, porque tu ejemplo
Llenara de coraje al subalterno,
Y si ganas laureles, sube al templo
Y desde allí devuélvelos al pueblo.
Y es que jamás podrá ser grande un hombre
Sin el apoyo generoso y noble
De un pueblo que le da poder y trono.
Por ello se como el flexible sauce
Que de su altura baja y besa el cauce
Del rió que lo abreva sin encono