Héctor García

En la nada

Es verdad que a veces somos polvo en la tormenta;

Somos blanco fácil para las nubes y sus gaviotas.

 

Es verdad que a veces fuimos nada.

Aún cuando nos sintamos importantes,

Somos sólo aire; viento que vuela…

Aún cuando sólo a veces:

Somos humo que en el firmamento posa.

 

Es verdad que a veces hemos sido sombras;

Solo manchas en la calle oscura de la madrugada;

Aunque a veces seamos destellos de la lluvia helada,

Seremos siempre seres con la piel tan dura.

Seremos cazadores en la tierra y refugiados con la cara oculta

En el silencio; en algún lugar de la nada…

 

¡No me digas! tienes algo nuevo

¡No lo digas!, resulta siempre de lo mismo.

Es de sobra la palabra

En esta tierra eterna que habita mi nuevo yo;

En la nada que cultivo;

Una mirada basta,

Un beso quita el frío,

Un abrazo dispersa la niebla,

La caricia rompe el hielo,

La calidez del cuerpo da la vida cuando estoy muerto;

Cuando estoy tan harto;

Cuando no soporto las visitas a la tierra. 

 

Viviré en la nada; aquí se olvida el hambre.

Aquí  no se necesita espíritu.

Aquí no hay dolor, porque nadie ama.

Aquí nadie odia, porque todos somos ciegos;

Porque compartimos la misma alma.

 

Viviré en la nada hasta el fin de mi existencia,

O por tanto, mientras cesa la tormenta de la tierra.

Es que temo a la lluvia ácida de la sangre humana;

Al veneno de la lengua y a su falso cielo azul.

¡Aquí estaré por siempre! ¡Búscame en la nada!

 

Héctor Humberto García Herrera