Padre
Hijo mío,hoy te regalo esta semilla para que la siembres,
por que yo y tú somos muy pobres y casi no tenemos amigos,
y los pocos que tenemos, un día se van a morir y nos quedaremos solos;
después puedo morir yo y tú estarás más solo todavía.
Hijo
Padre,pero una semilla,¿Eso me das de regalo?
¿Qué imprtancia tiene una simple semilla?
Hay miles de semillas por el campo y puedo tenerlas cuando quiera.
No entiendo esto de darme una semilla como regalo.
Padre.
Hijo mío,tú miras con los ojos de la juventud,
más, yo miro el futuro con los ojos del viejo que soy;
esta semilla que te estoy dando, es la semilla de un árbol,
que será grande para cuando Dios te deje llegar a mi edad o mas.
Hijo.
Padre, pero,¿Para que quiero un árbol,si hay tantos allá en el campo?
Solo es cuestion de ir a donde están y cortarlo.
Pero en fin, plantaré esta semilla y la regaré y la cuidaré,
más que nada, por que es un regalo tuyo.
Infortunio
Con el paso de los años murio aquel pobre padre.
Y con grandes sacrificios, los pocos amigos que tenía
asi como su hijo, y su empeño, lo enterraron.
Pasaron los años y el hijo tambien envejeció.
Árbol
Para en ese entonces un gran árbol se erguía esplendoroso
dentro de la pequeña propiedad del hijo envejecido.
Con el tiempo murieron todos los pocos amigos de su padre.
Con los años murió el hijo sumido en la mas profunda pobreza.
El entierro.
La gente del pueblo estaba en un dilema,el hijo había muerto,
pero nadie quería desembolsar un centavo por lo caro del entierro.
¿Cómo enterrar a aquél hombre sin dinero ni amigos?
Se sentaron bajo aquel frondoso árbol a pensar.
Problema casi resuelto.
¿Qué tenía este hombre que le puediera ayudar a enterrarlo?
Nada,era más pobre que una pelada piedra en un desierto.
Solo aquel árbol se erguía como testigo fiel del desdichado,
como fiel amigo que nunca abandona.
Solución.
¡De pronto uno de ellos pegó un brinco y dijo:
Tengo la solución! ¿Quieren oirla? Le dijeron, habla.
Lo único que este hombre tiene es este árbol que por accidente
Le llegó a nacer en su pobre casucha, usémoslo, es muy frondoso..
Ataud
Pusieron manos a la obra y derribaron a aquel árbol,
y le hicieron un hermoso ataud, que además desprendía un fragante olor.
Y llevándolo al panteón le dieran humana sepultura,
no muy lejos de la tumba de su padre.
Fiel amigo.
Aquel árbol le prodigó sombra en los días calurosos;
también cortaba de sus ramas para calentarse;
y ni que decir que una silla y una cama también de allí le vino.
Y al final, lo acompañó hasta su tumba en forma de ataud.
El día que el hombre murió, el árbol murio con él.
Y lo acompañó hasta la tumba.¡Que amigo tan fiel!
Autor:Bernardo Arzate