Tu patria de ajo y cebolla, te prometo,
dan de amar a nosotros,
tus niños adolidos de hambre, de plenos
adolidos desde el cordón umbilical
hasta los segundos que fuimos
segundos que no se mueren más de nueve meses
segundos que te miran morir de dulce vida herida
guisando
en lo inalcanzable de nuestro cariño
desesperado,
canción de leche, amor calientito, amor amor,
sin más
Patria de tomate y laurel, te prometo,
dignificarás
por mis hijos
por los hijos de mis hijos
la tierra que te merecías bailar
la tierra que te merecías cantar
porque tu dar, mamita, es más guisado fundamento
que todos nosotros juntos
con tan sólo respirar
Respira. Respira, mañanita,
que nunca te olvidaremos.