Ella bailaba bajo el cielo y las estrellas,
sus pasos le daban tranquilidad
y bajo el encanto de melodías bellas,
ella bailaba bajo el hechizo de su felicidad.
Ella tenía por música: el baile,
mientras yo por amor: su felicidad
y bajo los pasos de este amor deseable,
ella me enseño lo que es bailar.
Yo no sabía si ella bailaba según la música
o si la música se inspiraba en su bailar,
no sabía si sus movimientos eran pasión melódica
o si sus pasos eran historias sin contar.
Ella bailaba como arco-iris entre nubes,
ella bailaba en el aire y sobre el mar,
bailaba como la princesa que nunca tuve
y como la que no hallaré nunca más.
Ella quiere descubrir lo bailable
y por eso sus ojos lloran en la tempestad,
y bajo destellos de amor inflamable,
yo lo que hice fue invitarla a bailar.
Las gotas de lluvia se deslizaban,
sobre su pelo para vislumbrar,
mientras mis versos la acariciaban,
y mi alma tan solo quería llorar...
El silencio transmitía las palabras,
que ni la música ni el baile se atrevían a contar,
tu infinito se reflejaba en mis ojos,
mientras tus ojos reflejaban mi eternidad.
Baila un verso, un poema y un destello,
baila una estrofa y una canción,
baila este poema que te he hecho
y lo imbailable será tan sólo ficción.