La luz traspasaba los ventanales,
Y en la esquina se distinguía,
Una silla vacía,
Que proyectaba su sombra,
A contraluz en el suelo,
Una sombra alargada, irreal,
En las frías baldosas,
La imagen de la ausencia,
A través de tus ojos,
Que Vivian de recuerdos,
Oyendo los sonidos y taconeos
De los zapatos inquietos.
La luz de tu mirada,
Me transmitía tu soledad,
Más cortante y desangelada.
Manos juntas y mirada al frente.
Donde sentir las ruinas
Polvorientas del tiempo,
Y la grandeza,
De una vida llena.