Una mariposa volaba
y de vez en cuando se posaba
Ella vivía muy feliz
volando y volando en el jardín
Con otras mariposas entre las flores
pasaban juntas los momentos mejores
Al caer la tarde la mariposa fue a dormir
pero nunca dejaba de sonreír
De pronto en la noche oscura
vio a unas tristes orugas.
Y se llenó de dolor y pena
al verlas en su cobertor de seda.
Entonces salió a la siguiente mañana
a buscar en el bosque a su Hada
¡Has volar a las orugas! le suplicó con amor
¡Quiero jugar con ellas bajo el sol!
El Hada le dijo a la mariposa: Ve con ellas,
enséñales el cielo y verás como vuelan
Y así el Hada logró con ternura
que los gusanos dejaran de ser orugas.
Y ya lejos del cobertor de seda
volaron juntas por el planeta tierra.
Autor: Alejandro J. Díaz Valero
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