El Poeta de la Tarde

La Tarde se Hizo Noche en mi Guitarra


Poeta!  me dijo la tarde,

y yo respondí desde los cristales del silencio;

sus ojos en el horizonte donde me dibujo,

ese aroma de hembra que fluye en pensarla,

su nombre en el eco que vence el abismo,

su piel que me cubre más allá de la presencia,

cada gemido que me recorre y es música,

esa expresión  de cada beso,

el dolor de su partida,

la ausencia que tiñe de soledad la luna llena,

las manos que se alejan y no me tocan,

la lluvia que se lleva sus huellas,

las montañas sin el canto de las aves,

la bruma que se hace silencio para ocultar la noche,

los arroyos que se pierden en la nada de su distancia.

 

Y el verso poeta, volvió a decir la tarde;

sus labios en noches que se hicieron eterna,

ese abrazo tímido que se hizo huracán y me lleva,

lo humano que me hace mirarla,

más allá del pecado que define la norma,

está su figura que me impone la letra,

el deseo que me embarca en su rostro,

sin ancla y al libre albedrío,

me hago velero en su brisa,

ese azul infinito que se acerca al navegarla.

 

Y la tarde se hizo noche en mi guitarra.