-Dios te bendiga en esta nueva etapa,
dije entre dientes sintiendo morir,
caminaba yo perdido, sin mapa,
sin ti no deseaba más vivir;
Había perdido aquella batalla,
pero decidí continuar la guerra,
-hay ocasiones en las que uno falla,
y debe poner los pies en la tierra-;
El primer amor, en verdad es fuerte,
uno sueña y no quiere despertar,
quién sabe si quizá tenga la suerte,
de poder aquel sueño concretar;
Así piensa uno, en varias ocasiones,
porque, sabe que amar, no es utopía,
y, por mucho que hayan desilusiones,
quedan fuerzas para amar todavía;
Emprendí entonces un largo viaje,
allí quedó un sueño roto olvidado,
tan solo empaqué un poco de coraje,
y el corazón en lágrimas bañado;
Ahora con los años transcurridos,
te puedo contemplar allí en tu casa,
no eres igual, veo tus ojos dolidos,
y yo quisiera saber qué te pasa;
¿Por qué si eras una mujer radiante,
miras con una mirada perdida,
y de pronto ha cambiado tu semblante,
tu caminar, tus palabras, tu vida?;
Yo no sé si has perdido la memoria,
hoy me cuesta entender, es un misterio,
que se pierda una risa tan notoria,
que se demude el rostro alegre, a serio;
Y de pronto, el mar ha perdido una ola,
el cielo se ha quedado sin estrellas,
la noche esta muda, la luna sola,
pues, en tu rostro, alegría no destellas;
Siempre existirá un alba y un ocaso,
el alba que a las tinieblas disipa,
y el ocaso con que muera el fracaso,
pues; la justicia de Dios se anticipa;
Pero, seguro estoy termina la hiel,
en este desierto florecerá
tu jardín, y en tu cáliz habrá miel,
seguro estoy, pronto sucederá.