Héctor(micorazón)

Una memoria -II

-Dios te bendiga en esta nueva etapa,

dije entre dientes sintiendo morir,

caminaba yo perdido, sin mapa,

sin ti no deseaba más vivir;

 

Había perdido aquella batalla,

pero decidí continuar la guerra,

-hay ocasiones en las que uno falla,

y debe poner los pies en la tierra-;

 

El primer amor, en verdad es fuerte,

uno sueña y no quiere despertar,

quién sabe si quizá tenga la suerte,

de poder aquel sueño concretar;

 

Así piensa uno, en varias ocasiones,

porque, sabe que amar, no es utopía,

y, por mucho que hayan desilusiones,

quedan fuerzas para amar todavía;

 

Emprendí entonces un largo viaje,

allí quedó un sueño roto olvidado,

tan solo empaqué un poco de coraje,

y el corazón en lágrimas bañado;

 

Ahora con los años transcurridos,

te puedo contemplar allí en tu casa,

no eres igual, veo tus ojos dolidos,

y yo quisiera saber qué te pasa;

 

¿Por qué si eras una mujer radiante,

miras con una mirada perdida,

y de pronto ha cambiado tu semblante,

tu caminar, tus palabras, tu vida?;

 

Yo no sé si has perdido la memoria,

hoy me cuesta entender, es un misterio,

que se pierda una risa tan notoria,

que se demude el rostro alegre, a serio;

 

Y de pronto, el mar ha perdido una ola,

el cielo se ha quedado sin estrellas,

la noche esta muda, la luna sola,

pues, en tu rostro, alegría no destellas;

 

Siempre existirá un alba y un ocaso,

el  alba que a las tinieblas disipa,

y el ocaso con que muera el fracaso,

pues; la justicia de Dios se anticipa;

 

Pero, seguro estoy  termina  la hiel,

en este desierto florecerá

tu jardín, y en tu cáliz habrá miel,

seguro estoy, pronto sucederá.